Raqfei: 20 centímetros

Cumeak, quiero comerme el mundo.

Como mi dentadura no es tran grande, quiero un cambio en mi vida (y no puedo cortarme el pelo porque no tengo), pero quiero dejar de seguir esperando al resto. El lunes, pues, cogí mi bolso azul de plástico (el que aso a veces como una marujona, con las puntas de los dedos en la parte superior) y me fui al cine a ver, solo, 20 centímetros, la última película de Ramón Salazar.

La historia es realmente simple, pero la ristra de personajes es absolutamente fascinante: todos fracasados, todos castigados por la vida (prototipos de seres despreciados por el Foro Español por la Familia, las Iglesias y otras perturbaciones sociales), absolutamente todos perseguidores de un sueño que les cambiará la vida. Destaca, entre ellos, la super exuberante actriz malagueña Mónica Cervera, que no interpreta, devora literalmente su papel y conquista, desde lo sórdido, al espectador desde el primer momento. Por fin el cine español tiene una nueva actriz capaz de hacerle un peeling como es debido y devolvérnoslo con la piel suave como la de un bebé.

Los números musicales a la altura de las circunstancias (chapó por Najwa Nimri en la producción musical), en especial el Quiero ser Santa, y la fotografía absolutamente nueva y fresca (imágenes movidas adrede, desenfocados adrede, imágenes fijas en su justo momento, zooms, etc....).

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