Raqfei: cuanto más mejor, ley básica del capitalismo
Según se deduce de un estudio reciente, sólo el 13% de las empresas disponen de programas para conciliar la vida laboral y la familiar.
Parece mentira que algo tan sencillo necesite planteamientos formales generales, con lo fácil que sería irse a casa una vez terminada la jornada laboral. En este país, la norma general es disponer de jornadas laborales interminables (con horas extras no pagadas, por supuesto). Cierto es que la mayoría de las veces no se cumplen los objetivos buscados dentro de la jornada oficial de trabajo por falta de recursos (humanos y técnicos) o por una mala planificación, y esto suele ser solucionado echando más horas que un reloj en el puesto de trabajo. Lo que me resulte paradójico es que, en otras ocasiones, abonarse al puesto de trabajo durante largas jornadas esté, simplemente, bien visto. O sea, que cumplir con el horario por el cual te contratan está mal visto.
Según he leido recientemente, en Europa (perdón, en el resto de Europa), quedarse más horas de la cuenta es lo que está mal visto, porque es señal de una mala planificación y, por tanto, escasa profesionalidad.
Ni las empresas ni los gobiernos harán nunca nada efectivo para mejorar la situación; a las primeras les conviene mantener esta situación abusiva para ampliar su margen de beneficios, a costa de una mano de obra barata e intensiva, los segundos, por basar su política fundamentalmente en una política económica, con poco margen para lo social (se sea del flanco del que se sea), harán la vista gorda y permitirán esta permanente violación. El trabajador es el que sufre, y se deja convencer a diario de lo bueno de su estado o bien por creer que está en una gran empresa o bien por considerar que, o se tiene eso, o no se tiene nada.
Seguimos en contacto.
Parece mentira que algo tan sencillo necesite planteamientos formales generales, con lo fácil que sería irse a casa una vez terminada la jornada laboral. En este país, la norma general es disponer de jornadas laborales interminables (con horas extras no pagadas, por supuesto). Cierto es que la mayoría de las veces no se cumplen los objetivos buscados dentro de la jornada oficial de trabajo por falta de recursos (humanos y técnicos) o por una mala planificación, y esto suele ser solucionado echando más horas que un reloj en el puesto de trabajo. Lo que me resulte paradójico es que, en otras ocasiones, abonarse al puesto de trabajo durante largas jornadas esté, simplemente, bien visto. O sea, que cumplir con el horario por el cual te contratan está mal visto.
Según he leido recientemente, en Europa (perdón, en el resto de Europa), quedarse más horas de la cuenta es lo que está mal visto, porque es señal de una mala planificación y, por tanto, escasa profesionalidad.
Ni las empresas ni los gobiernos harán nunca nada efectivo para mejorar la situación; a las primeras les conviene mantener esta situación abusiva para ampliar su margen de beneficios, a costa de una mano de obra barata e intensiva, los segundos, por basar su política fundamentalmente en una política económica, con poco margen para lo social (se sea del flanco del que se sea), harán la vista gorda y permitirán esta permanente violación. El trabajador es el que sufre, y se deja convencer a diario de lo bueno de su estado o bien por creer que está en una gran empresa o bien por considerar que, o se tiene eso, o no se tiene nada.
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