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Raqfei: soy gaye

Raqfei: soy gaye Cumeak, en el poco tiempo que estuvimos juntos este sábado noche pasado no tuve ocasión de contarte los últimos acontecimientos asombrosos que me están siendo dados a conocer en mi juventud.

El viernes por la noche me reuní con Foiju, el cual, conocedor de nuestra nueva situación y en uso de su superioridad jerárquica, inspeccionó mis últimos trabajos. Me centré en los últimos descubrimientos, acerca de los gayes. Todas mis ideas le parecieron interesantes, pero ampliamente superadas por los archivos históricos de la resistencia y por él mismo. Entonces, con el objetivo de darme una clase magistral, se le ocurrió la idea de visitar el charco de la pava, el lugar donde empecé mis investigaciones sobre los gayes. Allí fuimos, en su vehículo, silenciosamente, absolutamente refugiados por la oscuridad a veces interrumpida por los haces penetrantes de las luces de los coches allí presentes.

Me enseñó cómo muchas parejas (de gayes y de no gayes) acuden al lugar a practicar sexo, y cómo muchas personas solitarias son capaces de mercadear con éste. Son los chaperos, personas que, a cambio de dinero, ofrecen servicios sexuales.

En el frío silencio de la noche observamos cómo estos personajes, entremezclados con sus clientes potenciales, deambulan penumbrosamente, con sigilo, planificando su encuentro furtivo, como las largas hileras de hormigas negras que, al cruzarse, tintinean sus antenitas hasta reanudar el paso en busca de la próxima hormiguita. Aquí las antenitas no se cuentan por pares, sino individualmente, y se llaman penes.

Tuve la sensación de haber estado perdido el tiempo. Mi ansia por hacerlo todo perfecto ha provocado que me haya dedicado mayoritariamente a la reflexión, en lugar de la acción, dejando de lado por tanto todos los estímulos concurrentes del paisaje humano terrestre.

Le expliqué que no llegaba a entender cómo es posible que en la especie humana exista la homosexualidad, teniendo en cuenta que en nuestra propia especie, con reconocidos orígenes genéticos comunes, no se dé este hecho. Cuál fue mi sorpresa cuando Foiju me besó. Sí, en efecto, se abalanzó sobre mí y me besó acaloradamente, introduciendo su húmeda lengua hasta donde pudo de mi cavidad bucal. Me invitó a experimentar en mis propias carnes una de estas experiencias homosexuales, y así me dejé sucumbir, pletórico de experiencias vitales.

Allí, en la oscuridad, rodeado de vehículos rapaces y peatones voraces, sin nada de intimidad, practicamos sexo gay, rápido, efectivo y eufórico.

Cumeak, estoy teniendo una experiencia homosexual con mi jefe, Foiju.

Cautivado no se sabe por qué extraña fuerza, no quiero que esto acabe nunca. Estoy viendo en él a la persona con la que quiero vivir intensamente este tipo de situaciones. Esto es nuevo para mí, pero no me causa ningún temor.

Después tuvo que retirarse y fue cuando me dirigí a nuestro encuentro con la resistencia en la Alameda. No insinués que entre ellos se encuentre quizás algún topo dispuesto a envenarnos. Recuerda que la resistencia es, hasta el momento, nuestra aliada. Desnip Eminepu, la anfitriona del encuentro es de confianza. Fue mi confusión, mezclada con la euforia del momento, la que me llevó a beber alcohol más de la cuenta y a acabar en un rincón de mi laboratorio vomitando lastimeramente.

Seguimos en contacto. Adjunto remito foto noctura del charco de la pava.

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