Raqfei: sobre la santa semana
Cumeak, ayer quedé absolutamente sorprendido con una serie de celebraciones que se están produciendo en este lugar donde estamos realizando nuestros estudios denominado Serva La Bari (aunque recientemente también se le llama Sevilla).
Se trata de la celebración de la santa semana. Según he podido consultar en el ordenador enciclopédico universal ciclomático, resulta ser una celebración que originalmente fue concebida por una de las iglesias de una de las religiones existentes en este planeta (sin carácter oficial en este país) para recordar lo que fueron los últimos día de uno de los máximos representantes de dicha religión y dicha iglesia, que fue Jesús Cristo, una persona que vivió hace mucho tiempo, predicó la religión de la que te hablo y, al parecer, fue asesinado por ello.
Actualmente consiste en una serie de larguísimos desfiles de unas personas que llaman nazarenos, que van vestidos con un sombrero de forma cónica (capirote) y trajes que le cubren todo el cuerpo y el rostro, de diferentes colores (violeta, blanco, negro, etc...). Portan en su mano un tubo fabricado con cera en cuyo interior, longitudinalmente, lleva un pequeño cordón al que prenden fuego, de forma que tanto el tubo como el cordón van consumiéndose poco a poco.
Entre el desfile de nazarenos, aparecen, acompañados de música, una especie de altares grandes que son sostenidos por muchos individuos denominados costaleros, que cargan con el peso en sus propias espaldas (más concretamente en las vértebras atlas y axis y en parte de las clavículas y hombros). Estos altares llevan encima unas estatuas generalmente labradas en madera que representan la imagen de Jesús Cristo, de la que fue su madre, María y de algunos otros individuos de la época.
De vez en cuando estos altares se detienen y algunas personas, generalmente desde un balcón, cantan una canción sin música y prácticamente sin ritmo denominada saeta.
Me resultó un espectáculo de gran interés artístico, cultural, social, histórico y, en menor medida, religioso. Las personas que viven en esta ciudad y mucha gente de fuera suele venir a presenciar este espectáculo con independencia de sus propias convicciones religiosas, aunque bien es cierto que muchos de ellos sí manifiestan claras muestras de fervor religioso.
Lo que no me resultó agradable fue lo incómodo que resultaba realizar desplazamientos en las zonas habilitadas para los desfiles. Por suerte se trata de una celebración bien localizada, en el casco antiguo y parte de la periferia (en concreto, Triana y El Cerro del Águila).
En la pizarra adjunto la fórmula matemática para calcular el inicio de la santa semana, cortesía de Etheron.
Seguimos en contacto.
Se trata de la celebración de la santa semana. Según he podido consultar en el ordenador enciclopédico universal ciclomático, resulta ser una celebración que originalmente fue concebida por una de las iglesias de una de las religiones existentes en este planeta (sin carácter oficial en este país) para recordar lo que fueron los últimos día de uno de los máximos representantes de dicha religión y dicha iglesia, que fue Jesús Cristo, una persona que vivió hace mucho tiempo, predicó la religión de la que te hablo y, al parecer, fue asesinado por ello.
Actualmente consiste en una serie de larguísimos desfiles de unas personas que llaman nazarenos, que van vestidos con un sombrero de forma cónica (capirote) y trajes que le cubren todo el cuerpo y el rostro, de diferentes colores (violeta, blanco, negro, etc...). Portan en su mano un tubo fabricado con cera en cuyo interior, longitudinalmente, lleva un pequeño cordón al que prenden fuego, de forma que tanto el tubo como el cordón van consumiéndose poco a poco.
Entre el desfile de nazarenos, aparecen, acompañados de música, una especie de altares grandes que son sostenidos por muchos individuos denominados costaleros, que cargan con el peso en sus propias espaldas (más concretamente en las vértebras atlas y axis y en parte de las clavículas y hombros). Estos altares llevan encima unas estatuas generalmente labradas en madera que representan la imagen de Jesús Cristo, de la que fue su madre, María y de algunos otros individuos de la época.
De vez en cuando estos altares se detienen y algunas personas, generalmente desde un balcón, cantan una canción sin música y prácticamente sin ritmo denominada saeta.
Me resultó un espectáculo de gran interés artístico, cultural, social, histórico y, en menor medida, religioso. Las personas que viven en esta ciudad y mucha gente de fuera suele venir a presenciar este espectáculo con independencia de sus propias convicciones religiosas, aunque bien es cierto que muchos de ellos sí manifiestan claras muestras de fervor religioso.
Lo que no me resultó agradable fue lo incómodo que resultaba realizar desplazamientos en las zonas habilitadas para los desfiles. Por suerte se trata de una celebración bien localizada, en el casco antiguo y parte de la periferia (en concreto, Triana y El Cerro del Águila).
En la pizarra adjunto la fórmula matemática para calcular el inicio de la santa semana, cortesía de Etheron.
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